Cuatro niños, ¡CUATRO NIÑOS!,
vestidos de futbolistas,
objetivos de un Estado
asesino y racista…
Hijos inocentes
que no volverán,
sus padres no saben
cuánto sufrirán…
¡Dios, cómo sufrirán!
Navidades, Navidades,
teñidas de amargura,
chiquitos arrebatados
por una vil dictadura…
Once años… ¡Tan poco!
Y quince es igual.
Un niño no debe
así agonizar…
¡Ay, milicia brutal!
Secuestrados, torturados
por patrullas de chacales,
en la noche -sin sentido-
muertos entre matorrales.
Sus ropas quemadas,
desnuda su piel…
Vaciaron las armas,
sus cuerpos después…
¡Dios, qué ejército cruel!
Cuatro niños, cuatro almas,
a la espera de justicia,
por un crimen espantoso,
consumado con sevicia.
Pueblo adormecido:
¡levántate ya!
A tus cuatro hijos
debes vindicar
¡Sí, su sangre vengar!
Opaca Navidad, sueño…
que, degüello al presidente emperador
Y, también, al Ejército,
La Marina y La Aviación…