racsonando

Tomar un café ¿Y... a renglón seguido?

Tomar un café…

(versión con interludios narrativos)

Tomar un café
—primer gesto del día que intenta salvarnos del yo y del tú; del él, el vosotros...

y nosotros los  mismos como cabezas devotas —.

Cervezas más tarde, en las horas
inquietas.

Decirte luego…

Leamos un libro,
¿no sé?

INTERLUDIO 1 — “Rutina en neón”
En el celular parpadea el mundo: memes reciclados, anuncios que prometen felicidad exprés, guerras en directo y ofertas con descuento por tiempo limitado. Todo parece urgente, nada es importante.

\"Quéjese lo proletario\"

La tv ya no tiene notas,
viajar en la web
nos tiene hasta las pelotas…

Olisqueamos un diario,
cigarrillos, tragos de contrabando,
el traje de moda, corbata y delfines
de abecedario…

INTERLUDIO 2 — “Inventario de absurdos”
Los periódicos venden tragedias como si fueran panes recién horneados. Los presentadores sonríen entre masacres disfrazadas de primicias. La moda cambia cada quince minutos; la ética, cada veinte años. Y todos, sin excepción, somos clientes frecuentes del desconcierto.

\"Lápidas de revolucionarios\"

Funerales del mes,
policía al revés,
balas de consuetudinario.

Decretos por ley,
mendigo en andén,
Soldado de plomo
desmantelando, inclusive, hasta el parvulario.

INTERLUDIO 3 — “Postales de país”
Un país cabe en una esquina: un mendigo durmiendo sobre cartones impresos con los discursos que lo olvidaron; un niño que juega con un arma de juguete mientras su padre limpia la de verdad; un político inaugurando una obra que no existe. Todo sucede al mismo tiempo. Todo parece normal.

¡Funeraria y bufé, el tinto más amargo!

Las calles un desierto
y estacado de rejas.

Así se ponga de rodillas el vecindario
el carro, el smog,
la iglesia, peregrino,
—doy fe— vende rifas,

estampitas de colgandeja
para que suceda el milagro.

INTERLUDIO 4 — “Devocionario de humo”
La fe también cotiza en bolsa: velas con código QR, promesas con recibo de pago, santos que aceptan tarjetas. El peregrino compra un talismán y sale convencido de que, esta vez, sí le van alcanzar las ganas para sobrevivir la semana.

¡Esperanza en cuenta gotas!

Un reloj en la pared
y unos ojos narcisos
mientras sangra su calendario.

En la casa un espejo (astillas de dudas)
parlachín, vende patrias
sin itinerarios.

INTERLUDIO 5 — “Espejismo interior”
El espejo siempre dice la verdad… pero a su manera. Nos devuelve un yo que cambiamos cada día: incrédulo, cansado, burlón, escéptico, soñador. Y aun así, lo consultamos como si fuese un oráculo.

¡El pueblo en el confesionario!

Y al final,
la patria en panfletos,
y el alma
que hace el sumario.

INTERLUDIO FINAL — “Acta del día”

Se archiva el expediente de la jornada. Nada cambió, todo pesó. Pero en la mesa quedan dos tazas vacías que recuerdan que, a veces, conversar es el último acto de resistencia.

Cierren el acta,
se firma el cansancio,
se archiva el país para mañana.
Pero aquí, sobre la mesa,
el aroma del café insiste:
no todo está perdido
si todavía hablamos.

\"Diatriva silente\"

¿Y cómo van las promesas que haces y las tantas que dejas de cumplir?