Diciembre se ha convertido
en un negocio tremendo
las ventas son exquisitas
pero requieren, dinero;
si no tienes, ya no valen,
los abrazos y los besos.
El valor que había antaño
se quedó en viejos recuerdos
que aparecen con nostalgias
hoy en estos tiempos nuevos
donde valen más las cosas
que un abrazo verdadero.
Se han fugado los valores
que dejaron los abuelos
con su toque de ternura
calorcito como el fuego
que dejaban su enseñanza
del amor y de lo bueno.
Hoy se finge y a menudo,
dando golpes en el pecho
pues diciembre pone a todos
muy nostálgicos y honestos
y aprovechan, porque ponen,
los «malómetros en cero».
¡Ah bendita hipocresía
cómo abundas sin misterios!
Y en diciembre te reluces
como luz en el espejo
donde nos miramos todos
unos más y algunos, menos.
Si no encajas en el saco,
sé que vienes de otros tiempos.
Lee y pasa inadvertido
lo que escribo y lo que pienso
si compartes tú conmigo
lo legado por ancestros…