Hay una gota de lluvia
que se negó a caer,
estaba insegura
sin saber que hacer,
por eso se quedó con la luna
para caer despues.
La luna inexperta
en eso de caídas,
le dijo a su amiga
¡Quédate quieta!
sí ellas no se molestan
en venirte a buscar,
te llevaré a pasear
por todo el planeta.
Y la gota de lluvia
se quedó con la luna,
nadie notó su ausencia
al caer la tormenta,
y esa gota contenta
feliz como ninguna,
es la lágrima suelta
que le cuelga a la luna.
Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo, Venezuela.