Hay risas y canciones,
hay vinos y colores;
abundan las palabras
y las celebraciones,
que se alzan vitoreando
un verso alegre.
El alboroto es dulce,
los dientes se descubren,
y en los ojos,
miradas diamantadas
comparten el jolgorio.
Es compartir,
ahuyentar la soledad,
agradecer riendo
por un instante lleno
de entusiasmo.
Una alegría que se entrega,
se comparte,
se disfruta
y vuelve a regalarse.
Así nace
el poema alegre.