Antonio Portillo

El pueblo contra la sombra


No venimos con banderas.
Venimos con la rabia antigua
de los que ya están cansados
de que el oro decida la vida.

Venimos con las manos duras
y la mirada despierta,
los que saben que el poder profundo
se esconde detrás de la prensa.

Ese monstruo sin rostro
que compra ministros,
que firma sentencias
sin tocar papel ni tinta,
ese que mueve los mercados
como grillos en la noche,
creyendo que el pueblo
no escucha sus golpes.

Pero el pueblo escucha.
Y arde.

Arde de memoria
por cada mentira vendida,
por cada verdad silenciada,
por cada jornal robado en despachos
donde la justicia tiene precio.

No tenemos bancos.
Tenemos calle.
No tenemos millones.
Tenemos hambre.
Y el hambre enseña
lo que los poderosos temen:
que un pueblo unido
no necesita permiso
para romper cadenas.

El poder profundo
se alimenta del silencio,
de la rutina obediente,
de la prisa que no piensa.
Pero cuando el pueblo mira,
cuando el pueblo señala,
cuando el pueblo grita:
“¡Basta!”,
el monstruo retrocede
como si la tierra lo escupiera.

Porque no hay cifra
que aguante el peso
de miles de consciencias despiertas.
No hay fondo de inversión
que compre un corazón unido.
No hay sombra tan grande
que tape un pueblo en pie.

Y ese día llega,
llega siempre,
como llega el invierno
a los campos que tiemblan.
Llega porque el poder profundo
no sabe de alma ni de tierra,
y un pueblo con alma y tierra
es un gigante que despierta.


 Antonio Portillo Spinola