Brisa que interrumpes el silencio
con tu incoherente silbido,
llévate mi corazón herido
lejos, pero muy lejos sin bullicio.
Golpea la puerta sin el desprecio
que la indiferencia ha golpeado;
escucha mi orgullo arrugado
en el lánguido oscuro suplicio.
Te acercas como si alejaras
las penas que duelen sin el dolor
de destilar lágrimas sin color;
aléjate como si te acercaras!
Me quedo yerto en el mutismo
y resuenas con ímpetu nuevo;
es un vaivén donde me elevo
donde es cielo, es espejismo.