En un recodo de fronda y de olvido,
allí en la luz tardía y transversal
de un sol sistemático e imparcial,
teje la historia en cuotas y a pedido.
Aún nadie le ha enseñado a morir,
y así tiene los tiempos incontables
para crear sus obras envidiables,
tesoros imposibles de adquirir.
Alguien le preguntó a la Lenga vieja
sobre el tiempo que estaba entre sus brazos
y recordó antiquísimos abrazos
con el Pehuén, el Coihue y el Raulí
y dijo que ella, sin ninguna queja,
tejiendo siempre, siempre estuvo allí.
Derechos reservados por Ruben Maldonado.