¿Soñé con su boca
por nombrarla despacio
en la penumbra?
Si hubiera sabido que era ausencia,
no habría despertado.
Y en la madrugada,
cuando no puedo hallarla,
su sombra me consume;
mi pecho arde en silencio,
mi corazón la clama.
¿Fue solo un destello
su risa en mi memoria
cuando la busco?
Si hubiera sabido que era espejismo,
no habría abierto los ojos.
Y al caer la tarde,
cuando el aire me hiere,
la nostalgia me quema;
su voz se queda en mi sangre
como llama secreta.