marco romero

Frío Epidérmico

La piel, dicen, cambia.

Veinte días, treinta días.

 

Me miro en el espejo y no me veo la piel que una vez te amó, esa franja fina y mentirosa de mi boca

—la carne que te besó

-que se hizo un nudo, un mapa húmedo contra la tuya, ya no existe.

 

Ahora solo hay un reemplazo, un olvido biológico y cruel.

 

Y si la piel no es, y si la piel se ha ido,

¿qué queda de ese amor, tú dime, qué queda de lo que yo fui contra tu boca?

 

m.c.d.r