En este retorno al hondo reposo
me duermo en tu seno -descanso-
llena el alma de paz y de sueños.
Lo sé, las estrellas son las mismas
que hace medio siglo atrás, más...
en esta velada, lucen diferentes.
Han venido absolutamente todas
-son tantas, son muchísimas-
y coquetas, se han vestido de gala.
Danzan... y sus destellos lanzan
desparramando su lindura,
su santidad, su magia,
en esta habitación
y en el poroso húmedo iris
de nuestra emoción.
Amor, el camino de ambos fue luengo:
a veces afónico, a veces estridente,
a veces propicio, a veces infernal,
a veces trémulo, a veces quieto.
De tanto en tanto, nos veía
la ilusión de otra mirada
y más veces, sin esperanza,
la solitaria soledad.
No, no intentes adivinar
-nadie debe, nadie puede, es colosal-
las veces que quise desmayarme en ti,
oír tu latido, como quien procura
en un santiamén humano
inducir el devenir...
descifrarte, descifrarme,
descifrar, cada uno y todos,
los revocos y las lágrimas,
los avances y las pausas,
los desiertos y el agua.
Comprenderlo todo...
al no entender nada.
Más no, aquí ya no hay desaliento
que quien nos derramó su bendición
nos adivina, nos ayuda, nos avala,
nos coge las manos y el alma
porque de verdad, nos ama.
Es cierto -como negarlo-
llegamos a este templado reloj
un poco cansados, un poco pávidos,
un poco desconfiados, pero...
¡llegamos!
para, de la existencia, celebrar
este nuevo capítulo...
como ayer, como mañana,
como fue y dejó de ser
-sin nunca evaporarse-
como juntos, oramos fuera
como infinitamente hoy es...
no solo porque nos queremos...
sino porque además...
¡queremos querernos!
en este desnudarnos el perfil de frente
en este aceptarnos la risa y la desazón
en este floreo del cuerpo y del corazón
en este revalidar nuestra historia
en esta rendición con sabor a gloria
donde ya nada... ¡nada más importa!
De la mudable casualidad
somos la sólida causalidad.
Tú y yo, transeúntes del amor
recuperándonos osadamente
tan transitorios como permanentes
sobrevividos, etéreos y conscientes,
donados al albur y a la suerte
en este indisoluble amor
tan terrenal como celeste.
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P-Car
Paty Carvajal-Chile
N°1563 – 22.10.2023
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