Y fue entonces cuando el Esclavo Viejo se declaró oficialmente esclavo y gritó alto y claro.
¡¡ Abúsenme !!
Automáticamente se escuchó, entre los presentes, como una explosión de júbilo por un triunfo largamente peleado.
Y toda la jauría insaciable, aulló al unísono.
¡ Aleluya ! ¡ Ameeeén !
Y entre saltos de alegría y miradas de complicidad, afilaron sus colmillos y empezaron a preparar sus fiestas tradicionales.