A esa niña que fuiste,
cuánto la echo de menos.
Niña, de las mil preguntas,
de inocencia, de juegos
a esa niña mía,
cuánto la echo de menos.
Lo extraño, su mundo,
de quimeras y de sueños,
de castillos de arena,
de cielo y océano.
A esa niña, mía,
cuánto la echo de menos.
Y cuando tú me buscabas,
en el patio de tu recreo,
en susurros, sin prebendas,
tus caricias y tus besos.
A esa niña, mía ,
cuánto la echo de menos,
esperabas, en las tardes,
cuando pedías consejo,
a tu risa y tus llantos ,
tan ávidos de consuelo.
A esa niña mía,
cuánto la echo de menos