Aprecio un llanto luminoso,
como la flor que brota desnuda en invierno,
antes de la nieve cayendo...
¡Qué triste abandono de un encendimiento!
Con fervor puro y llorado,
sus lágrimas tienen el sabor de un sueño perdido,
intimando su luz con el miedo...
¡Qué tristeza ser prisionero de este hecho!
Bajo el cielo abierto,
si escucho su llanto, es porque aun está vivo...
iluminando al frío oscuro...
¡Cuán espinoso este sentir entristecido!
Y todo apunta a algo,
que llorará hasta que no le quede lloro...
en su latido herido...
¡Qué diáfana extensión de lo vivido!