Tengo un fuego interno,
una candela que nunca se apaga,
es mi compañera de viaje,
mi hogar y casa.
Mi refugio más codiciado,
mi templo sagrado
donde habita mi alma.
Desde mi ventana observo la realidad
mi senda particular,
llena mi corazón de lealtad.
Agradecida a Dios por tanta bendición
doy gracias por poder sentir reír,
soñar en grande y tener paz.