Loca mía tienes la primavera,
asida firmemente de tus pechos,
en la mesada dejas los pertrechos
y buscas prontamente la trinchera.
Loca mía no has visto la bandera,
ni respetas del reo los derechos,
ya me he rendido, así son estos hechos
loca mía es muy blanca la bandera.
Tarde has llegado, tarde y medianoche,
puedes contar las venas de mi mano
y reírte de algún poema insano.
¿Podrías loca mía, sin reproche,
cerrarle las cortinas a tu anciano
y ponerle a esta historia un digno broche?
Derechos reservados por Ruben Maldonado.