racsonando

¡Caracola de mar!

¡Caracola de mar!

Racsonando Ando (Oscar Arley Noreña Ríos)

Cuando algo pasa, así debía de pasar.
Va pasando el tiempo cerca de la mar,
hay un viejo faro que no quiere alumbrar.
Pasan los años, y el mar se aleja
de olas risueñas y besos de sal;
de puertos distantes y vientos de paz
que susurran secretos al oído del mar;
de sirenas morenas danzando en la espuma,
de peces dorados que sueñan volar
y ser centinelas de un país de cristal.


Y el mar la sueña, caracola de mar,
ya la mar la quiere palacio de cristal;
la llama en susurros, la envuelve en su canto,
porque todo regreso comienza en la mar.

 

Una niña sus trenzas ya quiere  soltar,
y bailar con la espuma, con caracolas marinas,
caballitos de mar, y un hombre de pipa,
capitán de un barquito con sueños de ultramar
y muchos mares por conquistar.
La niña le mira, y con crayolas azules
le pinta una nueva mar.
Sus ojitos tristes guardan lágrimas de sal,
pues sabe que el tiempo no mira hacia atrás,
que el viejo navegante, a quien llama papá,
ese navegante, jamás volverá.


Y el mar la sueña, caracola de mar,
ya la mar la arrulla con su ritmo ancestral;
siembra en sus manos estrellas de azahar,
porque toda espera florece junto al mar.

 

Pasan los años, y la niña crece,
y ya muy anciana, con la piel en el mar,
escribe poemas de salitre y de sal,
pues sus viejas penas no pueden olvidar.
Se funde con las olas, con caracolas y estrellas de mar,
y canta sus versos con voz de gaviotas,
para que su navegante la venga a abrazar.

La luna se eleva, como perla en el cielo,
y el mar se ilumina con un brillo de amor.
La anciana sonríe, con lágrimas en los ojos,
pues sabe que su navegante la espera en alguna barquita remontando las olas en la inmensidad.

Y en la orilla el viento susurra su nombre,
y el mar le responde con un canto de amor.
La anciana se funde con la espuma y el cielo:
ella flota y vuela camino a la mar.


Y el mar la sueña, caracola de mar,
ya la mar la acuna en su lecho lunar;
abre sus brazos, la invita a descansar,
porque todo destino termina en la mar.