Tócame, bébeme, escríbeme.
Quiero que tu lengua encuentre
(entre las curvas y los pliegues de mi cuerpo)
aquel camino que la mano a veces traza
dulcemente, como honesto mapa al erotismo.
¡Tócame!, ¡bébeme!, ¡escríbeme!
Y si llegasen a faltarte (quizás) algunas letras...
no te olvides de buscarme todas en cada embiste,
que, te aseguro y al mismo tiempo lo prometo,
Haz de encontrarlas todas, sí,
en el eco entre el orgasmo y el gemido.