Las monjas en un convento
de claustro y en su capilla
algo encontraron que brilla
y parece pegamento
Lo dan en conocimiento
a la madre superiora,
quién les pide den con la hora
y un informe muy preciso,
y a todas le den aviso
las llama su protectora.
¿Espeso o más bien licuado?
pregunta a las convocadas
y a cuenta de las nalgadas
a coro le han contestado.
¡Incierto es el resultado!
Del pecado cometido
y a muchas ha prometido
guardar muy bien el secreto,
un chico bello y coqueto
al verlas sin un vestido.
Si suena mejor desnudas
que fue lo que aconteció
porque algo se les metió
en sus zanjas muy peludas.
No me quedan ni las dudas
que en los actos fueron dos,
perdonados ya por dios
que les dio cómo destino,
dar al claustro lo divino
al venirse sin adiós...
Sin preguntas les contesto
no le nieguen a los mozos
esas aguas que en sus pozos
no están en el presupuesto.
¡Digan si! Y por supuesto
se someten a sus ritos,
si por mudas o ha los gritos
no es del claustro lo que valgas,
y este par de guarda nalgas
nuestros santos favoritos.
El milagro en la capilla
ha quedado en el altar
en el preciso lugar
dónde el mudo nos cepilla.
El guapo dónde nos pilla
nos cuenta una historia tierna,
besando nuestra entrepierna
y el lirio en edad de su año,
consuma su gran engaño
y su verga nos gobierna
Al convento si llegaron
fue por darnos gran ayuda
y a los gritos de aleluya
una a una nos follaron.
A los dos los perdonaron
por estar en una edad,
que tiene la cualidad
entre niño y señorito,
del chico con un gran pito
que al placer da calidad...
Estos dos eran amantes
y en las vueltas de la vida
encontraron la salida
de putos itinerantes.
Los clientes demandantes
ni el asco se los pagaban,
si solos se vomitaban
antes de entrar a la pieza,
jamás la lucían tiesa
ni con viagra que tragaban.
Entonces un capitán
aburrido de la curia
les dijo que por lujuria
bien paga un vil cardenal.
Por darle a un buen sacristán
de frente, atrás y de lado,
que todo será filmado
y el efecto del chantaje,
de todos era el pasaje
a un futuro asegurado.
Que era el preciso momento
que nunca más se daría
así desaparecía
con el sacristán contento.
Que escogieran un convento
de claustro muy escondido,
al cardenal pervertido
con las vírgenes mujeres,
que ignoran de los placeres
si ni el dedo se han metido.
Que dejen la vuelta y vuelta
y piensen en un buen cuento
que tenga por argumento
soñada vida resuelta.
La rabia que no los suelta
la dejen en el pasado
y trabajen lado a lado
que se pinten de profetas
y vistan de proxenetas
que fortunas han ganado.
Y llegaron al convento
depilando los arbustos
que no son de buenos gustos
y les dieron tratamiento.
Todo el mundo está contento
y el convento ha prosperado,
las novicias han gozado
de chavales y clientes
y los mozos tan calientes
por negocios se han casado...
Los negocios son negocios
y la nueva casa de putas
que al turista abrió las rutas
hizo al mudo y guapo socios.
Empresarios de consorcios
entregados al señor,
que bien pague el gran favor
con tarjetas o efectivo
y por hoy yo me despido
que me espera un vividor.