Mario Rodolfo Poblete Brezzo.

Un claustro...

Las monjas en un convento

de claustro y en su capilla

algo encontraron que brilla

y parece pegamento

Lo dan en conocimiento

a la madre superiora,

quién les pide den con la hora

y un informe muy preciso,

y a todas le den aviso

las llama su protectora.

 

¿Espeso o más bien licuado?

pregunta a las convocadas

y a cuenta de las nalgadas

a coro le han contestado.

¡Incierto es el resultado!

Del pecado cometido

y a muchas ha prometido

guardar muy bien el secreto,

un chico bello y coqueto

al verlas sin un vestido.

 

Si suena mejor desnudas

que fue lo que aconteció

porque algo se les metió

en sus zanjas muy peludas.

No me quedan ni las dudas

que en los actos fueron dos,

perdonados ya por dios

que les dio cómo destino,

dar al claustro lo divino

al venirse  sin adiós...

 

Sin preguntas les contesto

no le nieguen a los mozos

esas aguas que en sus pozos

no están en el presupuesto.

¡Digan si! Y por supuesto

se someten a sus ritos,

si por mudas o ha los gritos

no es del claustro lo que valgas,

y este par de guarda nalgas

nuestros santos favoritos.

 

El milagro en la capilla

ha quedado en el altar

en el preciso lugar

dónde el mudo nos cepilla.

El guapo dónde nos pilla

nos cuenta una historia tierna,

besando nuestra entrepierna

y el lirio en edad de su año,

consuma su gran engaño

y su verga nos gobierna

 

Al convento si llegaron

fue por darnos gran ayuda

y a los gritos de aleluya

una a una nos follaron.

A los dos los perdonaron

por estar en una edad,

que tiene la cualidad

entre niño y señorito,

del chico con un gran pito

que al placer da calidad...

 

Estos dos eran amantes

y en las vueltas de la vida

encontraron la salida

de putos itinerantes.

Los clientes demandantes

ni el asco se los pagaban,

si solos se vomitaban

antes de entrar a la pieza,

jamás la lucían tiesa

ni con viagra que tragaban.

 

Entonces un capitán

aburrido de la curia

les dijo que por lujuria

bien paga un vil cardenal.

Por darle a un buen sacristán

de frente, atrás y de lado,

que todo será filmado

y el efecto del chantaje,

de todos era el pasaje

a un futuro asegurado.

 

Que era el preciso momento

que nunca más se daría

así desaparecía

con el sacristán contento.

Que escogieran un convento

de claustro muy escondido,

al cardenal pervertido

con las vírgenes mujeres,

que ignoran de los placeres

si ni el dedo se han metido.

 

Que dejen la vuelta y vuelta

y piensen en un buen cuento

que tenga por argumento

soñada vida resuelta.

La rabia que no los suelta

la dejen en el pasado

y trabajen lado a lado

que se pinten de profetas

y vistan de proxenetas

que fortunas han ganado.

 

Y llegaron al convento

depilando los arbustos

que no son de buenos gustos

y les dieron tratamiento.

Todo el mundo está contento

y el convento ha prosperado,

las novicias han gozado

de chavales y clientes

y los mozos tan calientes

por negocios se han casado...

 

Los negocios son negocios

y la nueva casa de putas

que al turista abrió las rutas

hizo al mudo y guapo socios.

Empresarios de consorcios

entregados al señor,

que bien pague el gran favor

con tarjetas o efectivo

y por hoy yo me despido

que me espera un vividor.