Diego Ascanio

Tengo una vida atada en la garganta

Los ojos tristes

Las manos afligidas

El pecho yerto

Los pies exhaustos

 

Las luces de los autos

El claxon férreo del tranvía

Alguna vez fui feliz

Y no recuerdo cómo

 

Pierdo los días

Aplazo obligaciones

Siempre el mañana fue secuaz

Hoy es tormentoso

 

Me río fuerte

Para dejar de escuchar mis reproches

Y olvidar por completo la muerte

Que no temo, pero tampoco espero

 

Hay sensaciones diarias

La semana pasada

Bajó dios y me dijo:

“Tengo una vida atada en la garganta”.