Cuando florece el jacarandá
el aire tiñe su azul profundo
cada pétalo leve y rotundo
abre un portal donde el cielo va.
Los vientos se inclinan, la brisa será
la mano que acaricia el mundo
y la tierra recibe, fecundo
el suspiro que del cielo bajará.
Cada flor se vuelve un puente fiel
una escalera que toca la mirada
el universo se inclina como miel
y el instante viste calma sagrada.
Cielo y tierra, en luz que todo ve
se confunden donde la flor aguarda!
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