Al principio lo negaba,
el dolor dolía
y el escozor cegaba
pero pasó y me enfadé.
La ira me carcomía,
días enteros apretando las muelas
balbuceando que ya no te quería
pero aún quedaban días
para superarte se suponía.
A los seis meses toqué fondo,
las lagrimas sembraban mi cara
culpa y depresión calaron hondo
pero levanté el mentón
y el mundo se volvió redondo.
Ahora toca la más difícil
la parte de aceptación
y me pregunto si estos poemas
ayudarán a mi recuperación
y si estas estrofas serán algún día
objeto de mi próxima canción.
Así pues hermano poeta,
amigo en otra habitación.
Nos vemos en los siguientes versos,
mañana según mi tradición.