Manuel Valles

Estaciones

¿Qué fue del otoño?

¿Por qué cayó de los árboles 

con su indomable peso en las hojas?

¿En qué lugar guardó el verano

sus sofocadas cenizas?

¿Y la primavera de flores abiertas,

por qué dejó su lengua,

su aroma agrio,

su bofetada seca y quemada

en las mejillas de la leña?

 

No me importa el fuego hostil 

de las estaciones infames,

no son más que una soflamada

podredumbre.

Me importa el frío 

y el invierno que se pega en mis ojos 

como un polvo de huesos húmedos;

el mismo que pega 

en las ventanas su mácula, 

-como las lágrimas

cuando empañan mis ojos-.