Trato de mantenerte lejos de esto,
de este cansancio que nadie ve,
pero mis manos tiemblan
como si ya no supieran sostener el día.
El mundo cambia demasiado rápido...
y yo me quedo atrás,
perdido en los restos
de lo que alguna vez fui capaz de seguir.
Cierro los ojos con esa esperanza rota
de despertar en otro lugar,
en otro tiempo,
en cualquier sitio donde no duela tanto respirar.
Pero al abrirlos
solo encuentro el mismo cuarto,
las mismas sombras largas
que pronuncian mi nombre
como si ya no les quedara fuerza.
No estoy seguro de cuánto más podré soportar
esta vida que se hace pesada en silencio,
esta vida que a veces parece
un infierno sin puertas.
Y aun así,
un latido seco
me obliga a continuar.