Pasá que te cuento - Miriam Venezia®

La última gran mudanza

Mudanza, cambio, traslado, dar vuelta la página, renacer.

Y es similar para todo ser viviente.

Las orugas se convierten en mariposas, las serpientes mudan su piel como un sorbete sacado de su envoltorio.

Para María la próxima mudanza era todo un desafío.

Su fuerza interior y su optimismo por defecto la animaban a seguir adelante con la difícil decisión.

En los últimos días, ya próximos a este gran cambio, su esposo manifestó sus dudas y reparos.

Mas su instinto, en el que confiaba plenamente, le decía que era el momento, estaba dispuesta al riesgo, e igualmente se iría con sus hijos.

Sus padres, que iban a acompañarlos a su nuevo destino, nunca se enteraron del conflicto ya que, finalmente viajaron todos juntos.

Llegó el fin de semana y emprendieron el largo recorrido hasta el lugar que María y Diego visitaran previamente para conocer, alquilar una casa, y encaminar sus respectivos trabajos.

Unos años después, también los padres de María se mudarían allí.

El local donde Diego instaló su emprendimiento de decoración, estaba a pocas cuadras de la casa.

María, que era médica, estaba en espera de confirmación de una guardia de 24 h. en la clínica local.

Sus días eran calmos, aunque ella percibía una inquietud subyacente de parte de su esposo.

A los pocos días confirmaron su guardia.

Esto obligaba a Diego a ocuparse de los hijos una vez a la semana.

Era el mes de marzo, Tomás de 10 años y Victoria de 6 iniciarían el año lectivo en una nueva escuela, en cuarto y primer grado respectivamente.

No era lo habitual para Diego levantarse tan temprano, mas una vez a la semana se encargaría de, también, preparar el desayuno.

Despertaba a Tomás, y mientras éste se vestía, ayudaba a Victoria con su ropa, guardapolvo y atar sus zapatillas.

Una vez reunidos en la mesa de la cocina, comenzaba el estrés de compaginar los compromisos de ese día en su negocio y los necesarios para mantener la rutina de sus hijos.

Diego sentía el peso de esa demanda, incluso cuando sus suegros se instalaron allí. Era demasiado orgulloso para pedir ayuda.

Con el tiempo esta situación se le hizo insostenible, se dio cuenta de que sus intereses siempre fueron diferentes a los de su esposa, y esto sucedió cuando María se cansó de justificar sus prioridades, en las cuales, claramente, su matrimonio y su familia no estaban en los primeros lugares.

En consecuencia, Diego decidió la última gran mudanza en la vida de ambos.

María, al poco tiempo, entendió que el camino era, con mucho esfuerzo y trabajo, seguir adelante por y para su familia.

Él buscó su lugar y, en el fondo, sintió alivio al dejar de lado ciertas responsabilidades y presiones; que ahora sabía, había asumido desde la inmadurez, la inconsciencia y el desconocimiento, creyendo que no modificarían demasiado sus aspiraciones personales.

 

Miriam Venezia

28/11/2025