Una rosa... un poema escrito a la ligera
Una mirla que canta al atardecer...
Un viento cálido... una fina garúa
Es la vida que sueña convertida en risa
Una flor pálida... un aroma a incienso
Un búho que ulula su triste lamento
Una brisa gélida que rodea los cerros
Es la muerte que llega convertida en llanto
Regálame una rosa, yo te regalo un poema,
cuando la mirla cante en los atardeceres
Deja que sople el viento bajo esta garúa
y soñemos que la vida nos regala un momento
Suelta esa flor pálida, pues no te pertenece,
mira que el canto triste del búho es su lamento
No dejes que la brisa gélida acaricie tu rostro,
es una artimaña de la parca que viene al encuentro.
Mañana soplarán vientos ineluctables sobre esta casa,
vendrán con la tranquilidad de los años que pasan
No temas, solos, tu y yo, estaremos sobre el lecho,
olvidando las desdichas de los tiempos inciertos.