En silencio y enrabiado
por las cosas que no vi;
por los trazos que perdí,
por no haber tenido cuidado.
En tránsito como una nube
que desespera mi razón,
equivocando la pasión
sin saber dónde estuve.
Es la imposibilidad
de serenar el alma;
de estar en calma
escribiendo de verdad.
El día se va lento,
sin destino y sin aire,
adormecido como un bagre,
hacer, es un tormento.
Son los raspados del viento,
rabia de no detenerme,
verlo todo y contenerme,
tener verdad y miramiento.
Es la materia que no domino,
es el ímpetu que me ciega,
el verso que no llega,
la palabra que aniquila.