Isis perdió su velo,
era martes, llovía.
Las mujeres de su pueblo
tejieron otro para ella
lo tejieron con sus lágrimas y su sangre
lo tejieron con lana de ovejo
y pelo de camella subsahariana.
Isis no pidió más,
no quería romper espejos
ni superticiones metafísicas,
desaforadas o simplemente
monocromáticas.
Hathor, su hermana gemela,
pidió papiro y tinta para escribir
sus sueños que es como decir
narrar sus memorias.
Toda biografía que realices
sobre esas hermanas, sus esposos,
sus hijos o sus huertas
es una gran confesión de penitencias
y de dudas insanas en crisis
por la dolorosa angustia de ser
y de no sentirse.
Me desdigo o me fulminan
con una mirada alevosa
o un triste distanciamiento,
en cualquier caso me niego
a deslucir, disentir o premeditarme
las dudas y el arrepentimiento.
01/12/2025
Ollin