Mi tristeza cabe en una taza,
dice mi abuela,
y la llena con té y silencio.
Mi mente—una habitación con libros
que se abren cuando duermo—
se llena de palabras que no sabía que eran mías.
El amor, un jardín,
el duelo, una piedra,
y yo, un árbol buscando metáforas
como quien busca raíces.