A veces,
acudo presuroso al espacio donde estás,
ahí donde siempre te deseo,
mujer cercana y distante.
Te busco entre las hojas del tiempo
para que no te desvanezcas
como un suspiro.
Y, para llamar tus sentidos,
lanzo en bandadas mis palabras,
que a tientas te tocan.
Aquí quedo,
esperando un eco, sí,
deseando que despliegues
tus pensativos besos.
Y la atmósfera se me revela
con visiones encarnadas
de tu figura,
de tu imagen dulce.
El tiempo pasa,
largo hilo que agarro para no perderme.
Solo estás tú,
mujer mía de sueños perseguidos,
caracola,
luces de magia
entre mis campos heridos.