Antonio Portillo

El rostro de la mentira

La mentira camina desnuda,
pero viste los ojos con sedas prestadas.
A veces hiere con filo de traición,
otras acaricia con ternura cobarde,
y ambas nacen del mismo vientre oscuro.

Es máscara en la plaza del mundo,
danza con los poderosos,
siembra humo en los parlamentos,
y se acuesta en la cama del amante
que no supo decir adiós.

Hay mentiras que fundan imperios,
otras que sostienen familias frágiles,
y unas más pequeñas,
como pájaros que tiemblan en la rama,
temiendo que la verdad los derribe.

La mentira es río que todos bebemos,
aunque nos queme la garganta.
Unas veces salvación,
otras veces condena.
Es sombra inseparable del hombre,
testigo de su miedo a mirarse al espejo.

Y, sin embargo,
cuando el velo cae
y la verdad se alza como una llama,
se comprende que la mentira nunca protege:
solo retrasa el encuentro
con lo inevitable.

 Antonio Portillo Spinola