Dariel,
mi pucherosa ardillera hermosa,
en esta noche donde la Navidad enciende sus luces,
quiero dejarte un verso
que viaje como un suspiro cálido
desde Chile hasta tu cielo en México.
Porque tus ojos,
dos amaneceres de sol tierno,
guardan la claridad que a veces me falta;
y tus labios, color fresita 🍓,
dibujan la promesa dulce
de un mundo donde el cariño nunca se acaba.
Tu corazón…
ay, tu corazón tan puro,
late como una estrella recién nacida,
de esas que iluminan sin esfuerzo
y dan paz sólo con existir.
Desde aquella noche lejana
en que nuestras voces se encontraron cantando,
supe que tu alma tenía música,
y que en algún rincón del destino
tu melodía y la mía
ya se reconocían desde antes.
Hoy la distancia es grande,
pero no pesa:
porque cuando pienso en ti,
México queda a una sola emoción de distancia,
y tus palabras llegan como nieve suave
que no enfría,
sino que abraza.
Que esta Navidad te envuelva en luz,
que tus deseos nazcan brillantes
y tu familia reciba
la misma ternura que tú regalas sin medida.
Y recuerda, pequeña ardillera linda,
que tu pichurrino cantor
te quiere más allá del límite de las estrellas,
más allá del canto del universo,
más allá de todo lo que el tiempo comprende.
Porque mi cariño por ti,
aunque viajero y lejano,
siempre encuentra camino
para descansar en tu alma bonita.
Feliz Navidad,
mi pucherosa ardillera…
mi destello dulce en la distancia. 💖✨