Elizabeth Maldonado Manzanero

Génesis de un latido

En la penumbra fértil de mi tiempo,
se escapó un rayo de luz: tu esencia.
Las hojas secretas, desmenuzadas,
se abrieron como susurros
que viajan desde el origen a mi centro.

Una respiración rugiente,
como río de planetas,
desencadenó estallidos en mis tierras.
Mi sombra recibió con humildad tu alba,
y así, de tu sencillo gesto,
nació entre mi ayer y mi hoy un universo espléndido.

Latido de un árbol que aprende a transitar,
como el silencio del viento en un jardín
que muda de piel, de otoño a primavera.
Mi lenguaje, atado a tu memoria,
reconoció en tu sonrisa
tu cálida presencia.

Y una constelación entera
se acomodó entre mis manos
para recordarme que el amor siempre germina.

Entonces mi ardiente noche
disolvió la distancia,
el polen de promesas,
para que mis pasos temblorosos
hallasen en tu luz
un mapa de eternidad,
bordado en piel primavera.