Estoy convencido que tarde o temprano,
la vida te llevará a ser buena gente con la persona equivocada.
No porque quieras,
sino porque tu instinto siempre ha sido más noble que tu recuerdo,
y más impulsivo que la huella de tu pasado.
Te sorprenderás sosteniendo manos que suplican que las sueltes,
ofrecerás refugio a quien solo desata tempestades,
y te quedarás un poco más en sitios donde tu alma ya hace tiempo que hizo las maletas.
Aun así, o quizá por eso,
seguirás siendo tú.
Porque no sabes querer a medias,
ni dosificar el calor,
ni cerrar la puerta sin antes asegurarte de que al otro lado nadie se queda a oscuras.
La vida te enseñará,
a través de esos errores hermosos y dolorosos,
a medir mejor tus pasos,
a distinguir quién merece tu luz y quién solo quiere estrangularla.
Algún día, sin previo aviso,
descubrirás que ser buena gente con quien realmente importa, es simplemente,
dejar de ofrecer tu corazón a quienes no pueden sostener su peso, sus heridas...
Su verdad.