Una voz que interminable se repite,
y que nunca se adormece,
por donde crece mi vida y el tiempo muere...
Una materia que de mi mente se desprende,
rodando incontenible,
en poemas que nunca desaparecen...
Es mi forma de lenguaje,
donde la llamarada surrealista siempre emerge,
en un estallido inconfundible...
Huyendo, lo que de mí sale,
cuando me invade la niebla de forma inexorable,
con un destino imprevisible...