Ínclito vate: mueve todo en tus trinos ardientes:
lleva tu canto por toda tu patria, entre flores.
Cuando la voz de la envidia suelte lisonjas en breve,
aunque aludiendo a tu pluma, llamándola ingrata,
nunca liberes tu eufórica lumbre poética en ellos:
deja que caigan sus lenguas, y escribe en tus glorias.