Viento que baja,
doblando la montaña,
sin romper nada.
Así camina el hombre
cuando conoce su polvo.
Gime la ira,
tigre encadenado
bajo la lengua.
Si lo sueltas, devora;
si lo guardas, te quema.
Sombra altanera,
la soberbia se yergue
como un roble seco.
Altura sin raíces,
pronta a caer en sí misma.
La humildad mira,
sin exigir la gloria,
solo la esencia.
Ella vence en silencio
lo que el orgullo arruina.
Camino estrecho,
entre un rugido oscuro
y un canto tenue.
El alma se equilibra
cuando acepta su sombra