Un pececito de colores
en el mar feliz se durmió
arropado con oleajes
que servían de edredón.
Durmió por largo tiempo
para poder descansar
y cuando estuvo despierto
ya estaba en otro lugar.
El pececito no ha logrado
volver a su hábitat natural
porque lo tienen atrapado
en una pecera de cristal.
Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo, Venezuela.