EL QUETZAL EN VUELO

MI JEVA EMPEPADA DE PATRIA

Cuesta trabajo imaginar tu belleza vestida de verde olivo. Una mujer de letras, profesionista y patriota, que deja la pluma y se enlista en las milicias, que defiende la soberanía de su país. Es semejante al imaginarte en la versión femenina de Miguel Hernández, escribiendo desde las trincheras algún poema, justificando tu ausencia y la urgencia de tu participación amorosa.

 

Tu amor a la patria, como ejercicio del corazón, hacia mucho que no tenía noticias que aún se practicaba. Me recuerdas a la nicaragua de inicio de los ochenta, cuando muchos de la facultad nos alistamos al acorte de café y la alfabetización para contribuir al milagro centroamericano, éramos jóvenes y apostábamos por la justicia, una mezcla de poesía, patriotismo y utopía.

 

Recuerdo aquellas frases del apóstol de la independencia cubana, en una escuelita de Somoto, frontera con hondura, decía” “El amor, madre, a la patria, no es el amor ridículo a la tierra, ni a la yerba que pisan nuestras plantas; Es el odio invencible a quien la oprime, es el rencor eterno a quien la ataca”, escrito para, resistir entre hambre, heridos y la promesa de vencer.

Me extraño tu situación y la de tu patria. El águila del norte asechando, tus recursos y lanza a sus hijos al imperativo categórico de defender el suelo, que antaño daba las más bellas mujeres, ganadoras premios de belleza y ahora empuñando la defensa con un clavel en su pluma, que descubre su belleza, con el encanto patrio se ven más bellas y se entiende mejor su vestir.

 

Bolívar cabalga de nuevo, dices en tu poema y su espada semeja la del Arcángel Miguel, patrono de tu pueblo natal. Al finalizar estas letras, estoy comprendiendo tu valor, tu vestir, tus manos con la que escribes bellos poemas y tus ausencias de mis letras, que orgullo sentiría Miguel Hernández de ti y Rafael Cadenas, tomaría prestado tus palabras para enamorar a la patria.

 

LENNOX

EL QUETZALEN VUELO