Arih

Antes del tiempo

Nos vimos antes del tiempo,

cuando solo existía Dios y su infinito silencio.

Él nos llamó desde el Alfa y el Primer día,

y nos lanzó al mundo como dos chispas del mismo fuego.

 

Tú eres la llama que despierta mi sombra,

y yo soy la noche donde tu luz se refleja.

Entre los dos existe esa frontera sagrada

donde el cielo toca la tierra

y Dios se revela sin rostro.

 

Nuestro amor no vive en la claridad perfecta,

vive en el misterio donde arde lo oculto.

Porque allí donde la sombra se entrega a la luz,

nace el fuego que no destruye,

pero consume todo lo que no es verdad.

 

Tropezamos hacia Él,

como peregrinos que aprenden a amar

no con los ojos, sino con el alma.

Y en cada caída el Alfa y Omega nos sostiene

para que volvamos a levantarnos hacia el cielo.

 

En tu fuego aprendí mi origen.

En mi sombra encontraste tu verdad.

Y juntos descubrimos que el amor es ascensión,

como llama que sueña con el cielo,

como cielo que desciende en forma de luz.

 

Somos llama, somos noche, somos vuelo.

Somos el inicio y el regreso.

Somos el lugar donde Dios enciende su secreto:

un amor nacido en la oscuridad,

y coronado por el cielo.

 

Porque lo nuestro no es humano ni terrestre:

es el fuego que ilumina la sombra,

y la sombra que revela el cielo.

 

Y en la eternidad del Alfa y Omega

seremos siempre eso:

dos almas ardiendo en lo eterno,

donde Dios es principio, fuego y destino.

 

 

Arih