Gabriel Hernán Albornoz

El poeta enamorado

 

El poeta:

escribía versos

para alguien que jamás los recibiría.

El poeta…

podía pintar

sobre un papel

todos sus besos,

esos de color miel,

hasta que se acabaran

sus rimas.

El poeta…

encontraba en su tinta

un mundo diferente,

pero era solo un mundo de papel,

un mundo inexistente.

Detrás de sus ojos de soñador

había un poema o una rosa

o un cuento de alas

lleno de brillo…

Detrás de sus palabras

había un amor

que él encantaba

con pétalos de prosa.

En sus dedos

llevaba un pincel,

y pintaba su vida como quería,

pero su mundo

no era de verdad,

él vivía feliz

solo en su fantasía.

ELLA:

era su musa

y le venía al encuentro

por los pasillos de la mente.

Ella…

le decía “te amo”

e irrumpía

sus sueños dulcemente

El poeta:

estaba de ella enamorado

y con sus frases

le daba encanto.

Pero el poeta…

despertaba y tristemente

se daba cuenta

que en realidad,

ella sí existía,

Pero nunca

le había dicho te amo…

Y nunca había ido

a su encuentro…

Pero el poeta…

lo seguía inventando…

Por las noches

versos escribía

y besos de labios

se pasaba esperando.

Una sonrisa

de su boca despertaba

cuando dormía.

-¡Escríbeme otro poema…

poeta enamorado,

quiero ser parte de tu poesía!

Ella…

le reclamaba

en su incierta realidad…

…Y el bohemio:

sangraba un verso con rima

y se lo terminaba regalando.

LA LUNA:

era cómplice de su agonía

y su única compañera

cuando por las noches,

divagando,

volvía a casa

a inventar aquel encuentro

entre ÉL y su amada,

que se seguía postergando.

El poeta…

un día 

escribió su último poema.

La describió y se describió,

y así se encontraron.

Hicieron el amor

por única vez

pero le sobraba el aire

cada vez que besaba sus labios.

Sentía frío…

cada vez que abrazaba

su cuerpo de papel

y ya no sentía nada

cuando acariciaba su piel.

Entonces tomó la decisión,

esa sería su última noche.

Y ya no quiso despertar

sin su febril cuerpo

de amante fiel.

Quiso permanecer

dentro de su poema ingrato

pues tenía miedo

que ella despertara con él,

y que todo siguiera siendo

una burda irrealidad de su relato.

Y sobre aquel papel

escrito con ojos aguados

yace su último poema,

donde encontró el infinito

en su amor anhelado,

su amor…

que lo condenaba cada día

a ser simplemente…

…UN POBRE POETA ENAMORADO…