Me he quedado
en vísperas con tu retrato,
mirando tus ojos fijos
a medias cortinas
con sus tristezas guardadas,
que se asoman igual que un niño
que no juega ni sale
y que solo tiene su ventana
para inventarse los sueños.
En el fondo solo quiero descifrarte
leerte como se lee un plano
y reconocer donde las vigas
te crujen
y donde se sientan las goteras
que te visitan cada invierno.
Mirá, al fin y al cabo
de sobra sabemos
que se nos cae la casa,
pero algo más también sé
y es; que con vos
no necesitamos de un techo
cuándo sabemos jugar bajo la lluvia.