Amor mío, confieso mi secreto:
desvelar feliz un tesoro eterno
Forja de su pureza en el caverno
de mi pecho, su forma de cuarteto.
Amada mía, cobre es tu soneto.
Es de Jah todo saber sempiterno,
forjarnos nuestro amor para el invierno
de los años, ser inmune al Magneto.
Este amor reluciente en nuestra piel,
Nos sanó ayer y nos protegerá hoy,
no se oxida el espíritu de Dios.
Me acompaña el ángel a donde voy
ceñido a mi dedo, en la piel estíos
de veintidós recuerdos donde estoy.