EL QUETZAL EN VUELO

LA LENTA AGONÍA DE TU PARTIDA

Recuerdo tu risa escandalosa. rompiendo la tarde desde la somnolencia de una guitarra, las historias de tu vida como pelo suelto de adolescente. Eras como un libro abierto, de esos que se usaban para escribir un diario y tenían una llave. Solo permitías leer lo que la luz del día   decía y guardabas con mucho celo, los oscuros secretos de tu alma cerrada que intentaba abrir.

 

Cuando nos conocimos. Te dije que tenías una rara variante de la extroversión y entre broma y en serio, desfilaron mis más exclusivos psicoanálisis, los cuales detectabas y olvidamos el tema, porque el sol, estaba en sus últimos rayos y la oscuridad traía un raro efecto en ti, parecía que apagaba tu alma y entumecida el corazón te trasformabas y me arrastrabas en esos cambios.

 

Yo soy un ave de noche, seduzco las fantasías, reparo los sueños rotos y voy siguiendo las ultimas sombras de la noche, cada amanecer. Duermo de día y por las tardes saco a pasear mi perro, revitalizándome de su compañía. Me gusta ver cómo la tarde roja se va oscureciendo y trae consigo una fila de canciones, que caerán en la naciente noche.  Cuando alistes tu partida

 

Aquella rara tarde, cuando te pedí que te quedaras, pretextaste estar cansada, aunque tu mirada decía otra cosa y yo asentí y dije que la noche apenas empieza y volviste a sacar tu cansancio y yo, con las velas de mi barco izadas, dispuesto a navegar la noche en el fragor de tu cansancio, me puse a afinar mi guitarra, mientras la noche silabeaba una canción, parecido a un tango.

 

Ahora que te vas, llévate mi última canción, con la afonía de mi dolor y las ganas incesante de retener tus manos, callar tu boca y que la noche solo escuchara el sonido de tus tacones al bajar las escaleras. Este dolor, es de aquellos que tu decías que solo se curaba con tequila y canción y yo que solo bebo la noche, casi no se acostumbra mi alma a los amaneceres y menos solo.

 

LENNOX

EL QUETZAL EN VUELO