A ti,
que viste en mí lo que anhelabas,
y al mirarme, te dolió tu reflejo,
que odiaste mi brillo
porque revelaba tu sombra.
A ti,
que tocaste mi cuerpo
creyendo alcanzar mi alma,
que invadiste mis silencios
buscando quebrar mi calma
A ti,
te agradezco las heridas,
porque en su dolor me encontré,
y amarme resultó mi medicina.
Te Perdono. Me libero.
Por tu alma rezo.
¡Por tu paz imploro!
Silvana Ibáñez
07/10/25
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