Ante el inmenso universo que es nuestro pequeño cerebro,
en un mundo lleno de prisas,
de falta de silencio
y de verdaderas pausas…
cuando las semillas del
pensamiento distorsionado,
la falta de claridad
y la niebla emocional
oscurecen la percepción
de la realidad…
ese mismo universo se convierte
en jaula,
una prisión invisible, se sepa o no.
En cortina de humo
que ciega la claridad
y altera la percepción,
levantando muros invisibles
que oscurecen la presencia
y la convierten en prisión:
la prisión de uno mismo.
¿Entonces…?
Más allá de cualquier condición o circunstancia,
¿es la mente el principal
campo de batalla
para una humanidad mejor?
Lo que, para terminar,
me lleva a esta reflexión:
Si quien controla su mente
se convierte en el arquitecto
de la parte que es capaz
de su universo…
¿quién no,
queda atrapado
en su propia jaula,
un día sí y otro también,
lo sepa o no?