Solo al ver unos ojos
Solo al ver unos ojos, ¿quién que no se enamora?
Si al sentir la presencia vibra ya el corazón:
y al mirar la sonrisa que combina y adora
hasta el cuerpo suspira con enorme emoción.
Solo al ver unos ojos, ¿quién que no se emociona?
Si los labios resguardan la palabra indecisa.
Se acelera el latido, la mirada impresiona
y el suspiro delata cuando da una sonrisa.
Solo al ver unos ojos con sus finos destellos
las arterias se ensalzan y entre el cuerpo dan paz;
solo al ver cómo miran sin saber qué hay en ellos
el cerebro enloquece como estrella fugaz.
Solo al ver unos ojos, el estómago vibra
con las mil mariposas que aletean pasiones:
esos mismos ardores que el amor equilibra
y se queda adherido como un beso en secciones.
Solo al ver unos ojos, se hace mágico el mundo:
las palabras son faro que trasladan a amar,
y los límites salen cuando al ver un segundo
se derrama en los labios los anhelos de hablar.
Samuel Dixon