LOURDES TARRATS

VOLVER Y SABER

 

Quisimos, y no hallamos:
la sed nos ofreció su brillo de mentira,
el vacío nos prometió forma.

Confundimos sombra con sustancia.
El hambre, sin raíz,
nos mordía sin saciarnos.

Pudimos, y no quisimos.
Nuestra fuerza se disolvía
como río que conoce el mar
y teme entregarse.

Buscamos lejos,
desgastamos la mirada en lo distante,
y la luz, tan cerca,
respiraba callada
en la penumbra del pecho.

No estaba tras vitrinas brillantes,
ni en piedras con nombres ajenos,
ni en mañanas hipotecadas.
El tesoro no hacia ruido.

Era relámpago hondo,
raíz que nos sostenía desde lo oculto.
Muchos guardábamos la semilla
cerrada,
como un puño temeroso del milagro.

Solo bastaba abrirla,
dejarla caer en la tierra del patio,
donde el barro espera
fiel,
sin preguntas.

Yo caminé todos los caminos.
Volví, rendida,
y supe al fin:

la joya más pura
dormía bajo mis pasos,
callada,
en la raíz de mí misma.

 Un día
no más distinto que otros,
vi el polvo bailando en la luz
y supe: nada pesa tanto
como lo que no se dice.

—L.T.