Ysabel Gonzalez

Jesús y el Tablero Encantado

Jesús, un niño de 8 años  alegre y soñador  le gustaba dibujar y jugar al fútbol con sus amigos. Un día en la habitación de sus padres, encontró un tablero, antiguo, de ajedrez. Él estaba fascinado  por esas  piezas de madera y lo llevó a su habitación   y comenzó a acomodarlas para jugar. las piezas brillaban  de manera mágica como si guardaran un secreto.

Al hacerlo algo extraño pasó: algunas piezas se negaban a ocupar su lugar, las torres se tambaleaban, la dama perdió su corona y después de varios intentos, el sueño por fin lo  venció, encontrándose  de repente en un mundo fantástico.

Ahora, dentro del ese tablero con vida, Jesús veía  piezas gigantes: entre ellas  grandes castillos, las piezas tenían voz, unas reían, otras bailaban, Pasaron algunos minutos antes de su primer movimiento, como si el tablero le estuviese diciendo algún  secreto.

Jesús sintió que cada pieza  expresaba  una emoción distinta, cuando vio que una torre  triste lloraba, el acerándose a ella con curiosidad le preguntó el motivo de su llanto a lo que ella le respondió muy bajito mientras triste suspiraba: ¡Yo solía proteger reyes! … pero olvidé cómo moverme.

Jesús cerró los ojos unos momentos, entonces lo entendió: no todo se trataba de mover piezas… a veces, también era importante escuchar. Abrió sus  ojos y sonriendo  puso  su mano sobre la torre que lloraba. ¡Vamos! le dijo con ternura, “aprendamos juntos cada jugada.”

  Y así en su aventura dentro de aquel sueño, y al final de aquella partida, Jesús  aprendió qué  en la vida, como en el ajedrez, No todo es mover piezas, también hay que  aprender a observar y escuchar, cada jugada es un paso, para crecer y avanzar.

el jaque mate verdadero  no siempre se da al enemigo, sino a los miedos ocultos  que no nos dejan  avanzar. “como también  que se debe pensar  muy bien  antes de actuar.

Jesús  vivió  su aventura dentro de aquel  sueño … y aprendió a pensar ,la próxima puede ser la tuya ¡atrévete a jugar!

 

FIN