benchy43

LAS MALAS PALABRAS

 

 

Unas palabras, tal vez, quizás o presunta y sospechosamente malas palabras, fueron corridas del blanco de la hoja y escondidas por ahí, para que nadie las viera. Serían las dos o tres de la mañana y, al no aparecerle la inspiración ansiada, el conspicuo escritor volvió a buscarlas, las dejó inscriptas muy grandes y en colores y se fue a dormir, como si nada. Corrección: No sin antes endilgarle algunas (varias) de ellas, prolijamente seleccionadas, a su gata que lo esperaba para dormir irreverentemente sobre su cuerpo.

 

Derechos reservados por Ruben Maldonado.